¡Qué suerte tener lavavajillas! ¿Te imaginas la vida sin él? Te evita la molestia de tener que lavar los platos y te permite relajarte un poco. Pero no olvides que es necesario limpiar el electrodoméstico de vez en cuando para que siga funcionando lo mejor posible y evitar que se desarrollen olores desagradables. Esta guía práctica te explicará todo lo que tienes que hacer para mantener limpio el lavavajillas.
01.
Prepara las herramientas.
Necesitarás una esponja, algunos paños secos, un cepillo de dientes, un grifo, lavavajillas y algún producto de limpieza no abrasivo. Ni se te ocurra utilizar esponjas de aluminio o productos de limpieza potentes, ya que lo único que harán es provocar arañazos e incluso corrosión en el aparato.
02.
Prepara el aparato para limpiarlo.
Deberás limpiar el interior y el exterior del lavavajillas para poder decir que lo has limpiado en profundidad. Los primero es desmontar todas las piezas extraíbles. Tira de la cesta inferior para extraerla y déjala a un lado.
Suelta la hélice superior girando el cierre hacia la izquierda. Para quitar la hélice inferior, solo tienes que tirar de ella hacia arriba.
A continuación, retira el filtro de drenaje y la fina rejilla metálica que cubre el alojamiento.
03.
Limpia todas las piezas.
Enjuaga bien las hélices, el filtro y la rejilla debajo del grifo. Puedes utilizar un poco de lavavajillas si lo deseas.
La pieza más importante del lavavajillas que debes limpiar es el filtro de drenaje. Ahí es donde acaban todas las partículas de comida de los platos sucios. Si no lo limpias con regularidad, la suciedad acumulada provocará malos olores y el lavavajillas no podrá limpiar de forma eficaz.
Lo siguiente en la lista son las hélices o los brazos aspersores. Es fundamental que las boquillas de las hélices estén libres de obstrucciones. Asegúrate de dejar que corra el agua a través de las boquillas de los brazos rociadores para asegurarte de que no están bloqueadas.
Seca los componentes con papel de cocina o deja que se sequen al aire antes de volver a colocarlos.
En función de la frecuencia con la que utilices el lavavajillas, debes llevar a cabo esta rutina al menos cada dos o tres meses para mantenerlo en correcto funcionamiento y libre de olores. Aunque te saltes las otras piezas, es indispensable limpiar el filtro para mantener el lavavajillas fresco e higiénico. Los filtros EverClean™ de Beko se tienen que limpiar 4 veces menos. Un sistema rociador pulveriza agua sobre el filtro desde dentro, limpiándolo desde dentro hacia fuera.
04.
Limpia las superficies interiores
Frota las paredes interiores del lavavajillas con un paño suave y húmedo. Asegúrate de secarlas completamente antes de volver a montar las piezas. La humedad que queda en el interior del lavavajillas provocará olores desagradables. Y ya sabes de dónde vienen esos olores: de las bacterias.
05.
Limpia las superficies exteriores (en lavavajillas de libre instalación)
Si tu lavavajillas es de libre instalación, también debes limpiar bien las superficies exteriores. Limpiar el exterior del lavavajillas es muy fácil. Al igual que con la mayoría de electrodomésticos, puedes utilizar simplemente un paño húmedo o el lado suave de una esponja con agua caliente y productos de limpieza no abrasivos. Seca las superficies completamente para evitar marcas de agua.
06.
Recuerda poner en marcha el programa de autolimpieza de forma regular
La mayoría de lavavajillas dispone de un programa de autolimpieza para limpiar los rincones y las rendijas a los que una limpieza regular no consigue llegar. Además, utiliza la ventaja del calor para eliminar las bacterias del interior del aparato en todo el filtro y el sistema de drenaje. Recuerda no utilizar detergente para lavavajillas normal con este programa. Ponlo en marcha sin detergente o con productos de autolimpieza disponibles comercialmente.
Limpiar el lavavajillas de forma regular es algo más que una simple tarea doméstica. En primer lugar, si el lavavajillas está muy sucio, no ofrecerá un rendimiento de limpieza adecuado. Además, mantener limpios los electrodomésticos es una de las primeras reglas para prolongar la vida útil de los productos.