Calcetines que huelen mal, ropa deportiva sucia, camisas manchadas… tu lavadora se encarga de todos ellos, pero a veces tienes que devolverle el favor y cuidarla tú un poco.
Mantener la lavadora limpia ayudará a que funcione eficazmente, ampliar su vida útil y garantizar que no proliferen las bacterias. También evitará que tengas que esforzarte para acabar con los molestos olores de la lavadora. Esta guía breve te muestra lo rápido y fácil que es.
Limpia el filtro de la bomba con regularidad
El filtro de la bomba de la lavadora es otra de las cosas que debes supervisar. Es el que impide que cosas como los botones y las monedas se atasquen en el conducto de drenaje. Lo encontrarás detrás de una tapa en la esquina inferior del aparato. Debes limpiar el filtro de la bomba cada 3 o 4 meses.
Abre la tapa para dejar el filtro a la vista. Algunos modelos de lavadora tienen un pequeña manguera pegada detrás de la tapa para drenar el agua del interior del filtro. Otros simplemente descargan el agua al extraer el filtro. En ambos casos, es recomendable colocar un recipiente o algunas toallas debajo del filtro.
Si ves una manguera, tira de ella para soltarla y espera a que corra el agua. En caso contrario, gira el filtro hacia la izquierda y extráelo. Debería salir agua cuando lo hagas. Con suerte, acabará en el recipiente o en las toallas.
Una vez que acabes con la parte húmeda, elimina la suciedad, el pelo o los objetos extraños del filtro. A continuación, enjuágalo debajo del grifo. Inspecciona la cavidad del filtro para ver si hay suciedad, monedas o botones que lo obstruyen. Límpialo con un paño húmedo. Por último, coloca y fija el filtro girándolo hacia la derecha y vuelve a colocar la tapa de protección.
Limpia las juntas de la puerta
Las juntas de la puerta suelen acumular pelusas y suciedad. Con el tiempo, se puede formar moho dentro de las juntas. Asegúrate de limpiarlas con una esponja o un paño suave de vez en cuando. No utilices productos de limpieza abrasivos, ya que pueden dañar las juntas.
Limpia el exterior
Para mantener limpias las superficies externas de la lavadora, solo tienes que utilizar un paño suave o una esponja con un producto de limpieza no abrasivo y frotar suavemente.
Si derramas accidentalmente detergente o suavizante en el aparato, asegúrate de limpiarlos rápidamente, ya que pueden corroer la superficie. Limpia también las juntas de la puerta, ya que son las ubicaciones preferidas para las bacterias. Si lo haces una vez a la semana, el exterior de tu lavadora tendrá un aspecto impecable.
Limpia el depósito de detergente
A continuación, echa un vistazo al depósito de detergente. Se pueden acumular restos de detergente y suavizante en él, especialmente si utilizas detergente en polvo. Puedes extraer el depósito levantándolo ligeramente mientras tiras hacia fuera.
Enjuágalo bien debajo del grifo, asegurándote de eliminar los restos, y vuelve a colocarlo en el aparato. Una vez al mes suele ser suficiente, pero lo ideal es hacerlo cada vez que observes que se ha acumulado mucho detergente en el depósito.
Aprovecha los ciclos de autolimpieza como DrumClean+.
El programa DrumClean+ de las lavadoras Beko calienta el agua a una temperatura que destruye las bacterias y el moho. Solo tienes que asegurarte de no introducir ropa ni poner detergente en este ciclo.
Si la lavadora no tiene un programa de autolimpieza, puedes poner en marcha el programa más caliente sin detergente y con la lavadora vacía. Si lo haces cada 3-6 meses, el aparato se mantendrá en el mejor estado posible.